Catástrofe

Siempre te he considerado una catástrofe. Pero no una normal, no, una de esas que te cambian la vida y al final te la destrozan. Por las que te dejas el alma y te acaban arrancando la piel. A tiras. Con dolor. Un dolor de los que no se van. Una catástrofe por la que reír por el día y llorar por la noche, por la que drogarse y acabar al día siguiente tirada en un puto parque. Una catástrofe a la que echar de menos. Una catástrofe con nombre y apellidos.

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