En tus labios expiraron amores,

tardíos perdones que hoy no se contentan
con ver el alma muerta
de tu fiel servidor.

Mas el mañana apremia y el sol no espera,
el orgullo se quema y mi voz te murmura, te alienta,
sin rencor alguno vagan estas letras,
mi  alma se aflige, mi voz se quiebra.

Desgarrados los recuerdos se encuentran,
los besos desgastados añoran mi pena,
mas prefiero esta dulce condena que es el rememorarte,
que agonizar entre lo que pudo ser 
y no supe ver al instante.

En esta noche oscura bajo la luz de la vela,
mis ojos te buscan, mi mirada te anhela.
Mis manos suspiran y gritan tu nombre,
desfallece mi alma que no queda conforme.

Mas el mañana apremia y el sol no espera,
aún me aferro a la esperanza de que
el cielo se apiade de esta guerra y pueda
al fin encontrar resguardo en tu pecho a la tormenta.
                                                                                            

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