No estoy mucho por aquí, porque prácticamente no tengo nada que decir, solo mucho que agradecer.
Escribir es como quitarse la piel para apartarme de las yemas de tus dedos.

Escribir es tenerte cerca aún cuando estás lejos

Escribir supone poder escribirte una carta de despedida pero no poder decirte nunca adiós.
'Todo mi mundo girando alrededor de tu sonrisa desde que se ha convertido en el único sol que podría llegar a alumbrarme este túnel sin salida.

He aprendido a morder el polvo porque preferiría cavarme mil  tumbas
antes que verte a ti únicamente perder la risa

Romper los portales,
romperte la ropa,
rompernos los labios.

Quiero romperte los miedos
y eres el único
(y primero)
al que no podría,
ni aunque quisiera
romperle el alma

Yo que sé
que ahora que estoy enganchada a cada uno
de sus precipicios y su cielo,
me he dado cuenta de que el amor no tiene nada que ver con lo que me habían contado
Solo tenía que ver contigo.'

Pienso

Yo pienso que el amor necesita trabajo más que olvido, necesita silencios más que ruido.
Supongo que a veces el amor está sometido a un "tú dámelo todo que ya veremos cuanto te doy yo", a un "creía que te quería pero es que, me he cansado en el primer escollo", a un "apóyate en mi hombro y respira hondo, que si mañana me llamas, a lo mejor no te respondo"
Entonces, ¿qué diferencia hay entre el amor y el deseo intenso? ¿por qué lo llaman "amor" cuando solo es dependencia y necesidad momentánea de calor?
Y entonces respiro amor, y me doy cuenta de que esto es de necios, porque en este discurso he intentado ponerle al amor etiqueta y precio. Craso error. Porque el amor está en nuestro corazón y nuestra mente. Y no hay mayor prueba de amor que dejar que todo lo que hay alrededor viva libremente.
Que te vayas, eso es lo último que quiero. Quiero que te quedes aquí, conmigo, para siempre. Que me hagas ver el lado positivo de las cosas, que me hagas sonreír con cada chiste malo y con cada ración de cosquillas.  En las malas y en las buenas. Quédate.
Tardo mucho en arreglarme, odio los problemas, y las zorras sin razón. Amo una fiesta y vagueo en vacaciones. Canto cuando quiero y cuando estoy triste para alegrarme. Funciona.
Me encanta que todo huela a colonia. Que me dejen con ganas de más es pecado.
Quien me enseñe a no decir palabrotas será un genio. Sigo soñando con hadas y duendes. Y quien diga que he perdido no tiene ni idea de lo que soy capaz de hacer.
Los libros me han enseñado a soñar, la música a sentir, las palabras a expresar, los silencios a entender. Las lágrimas a apreciar la emoción, las sonrisas a valorar un gesto, las caricias a diluir la soledad, las miradas a hablar. Los recuerdos a descubrir lo que antes no había visto, los obstáculos a levantarme, las mentiras a escarmentar, los besos a suspirar. Las verdades a reflexionar, los misterios a investigar, los detalles a saber mirar, el dolor a cambiar. El corazón a amar, la razón a prevenir, los riesgos a vivir, la suerte a  vencer, las derrotas a no desfallecer. Los cumpleaños me prepararon para morir, las personas me mostraron la necesidad, el amor la lucha, el valor lo imposible. Las decisiones me enseñaron a equivocarme, los errores a pensar, el tiempo a no poder retroceder. La imaginación a no perder la esperanza, el camino a seguir, los cuentos a ilusionarme, el odio me mostró la venganza, el deseo el placer.
La vida me ha enseñado muchas cosas, el único sentimiento que aún se escapa a mi razón es ese que sellará mi último aliento en este mundo y me fundirá en un beso voraz con la muerte