Los libros me han enseñado a soñar, la música a sentir, las palabras a expresar, los silencios a entender. Las lágrimas a apreciar la emoción, las sonrisas a valorar un gesto, las caricias a diluir la soledad, las miradas a hablar. Los recuerdos a descubrir lo que antes no había visto, los obstáculos a levantarme, las mentiras a escarmentar, los besos a suspirar. Las verdades a reflexionar, los misterios a investigar, los detalles a saber mirar, el dolor a cambiar. El corazón a amar, la razón a prevenir, los riesgos a vivir, la suerte a  vencer, las derrotas a no desfallecer. Los cumpleaños me prepararon para morir, las personas me mostraron la necesidad, el amor la lucha, el valor lo imposible. Las decisiones me enseñaron a equivocarme, los errores a pensar, el tiempo a no poder retroceder. La imaginación a no perder la esperanza, el camino a seguir, los cuentos a ilusionarme, el odio me mostró la venganza, el deseo el placer.
La vida me ha enseñado muchas cosas, el único sentimiento que aún se escapa a mi razón es ese que sellará mi último aliento en este mundo y me fundirá en un beso voraz con la muerte

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